El arte de pintar

El arte de pintar, aunque redactado en 1776, no vio la luz de las prensas hasta 1854. Constituye un aspecto casi anecdótico en el impresionante conjunto de la labor filológica y jurídica de Gregorio Mayans y Siscar, pero, precisamente por su carácter de rareza, resulta muy interesante. Es una buena muestra de la mentalidad de su autor, de sus preferencias estéticas y también, desde otro punto de vista, de las relaciones con su entorno social, de sus amarguras a una edad ya avanzada, y de la renovada sospecha de insidias, injusticias y persecuciones que ensombrecieron su vida bajo formas diversas.

Las ideas que Mayans vertió en este escrito sobre la pintura son propias de un profano culto y de buen gusto, inmerso en su época y por lo tanto ajeno a las generalizaciones con que la historia suele simplificar el magma ideológico de las épocas de transición, es decir, de casi todas.