Mussolini contra la II República

Entre 1931 y 1936, los conspiradores anti-republicanos españoles mantuvieron sucesivos y prácticamente ininterrumpidos contactos con las autoridades de la Italia fascista. Mussolini facilitó armas -luego no utilizadas- a los comprometidos en la intentona de Sanjurjo de 1932; concedió una importante suma de dinero y prometió una no despreciable cantidad de armas y municiones a los monárquicos, alfonsinos y carlistas, en marzo de 1934; en la primavera de 1935 empezó a subvencionar a José Antonio Primo de Rivera; a finales de julio de 19 36, finalmente, se inició la que habría de ser la más importante intervención de una potencia extranjera en la Guerra Civil española.

Todos estos hechos han sido objeto de especial atención en una literatura extraordinariamente abundante que no siempre ha desarrollado el necesario análisis en profundidad de los factores que estaban en la base de aquellas actitudes y acontecimientos. Un análisis de todo punto necesario para poder situar en sus justos términos lo que hubo de continuidad o pudo haber de ruptura en las sucesivas actitudes mussolinianas hacia la II República, o, más en general, hacia la España de los años treinta.

A partir de un minucioso estudio de las fuentes disponibles, el autor reconstruye el tejido de las relaciones hispano-italianas durante aquellos años; sigue paso a paso el desarrollo de los sucesivos contactos entre los distintos grupos de la derecha española y la Italia fascista; reconstruye, finalmente, con la misma minuciosidad, el proceso que condujo al inicio de la intervención italiana en la guerra de España. Todo lo cual permite una clarificación de aspectos desconocidos, oscuros, o simplemente polémicos, de aquellos acontecimientos.

Pero ese seguimiento y reconstrucción no impide el análisis en profundidad de los presupuestos ideológicos y políticos que estaban en la base de tales actitudes, del modo en que éstas se articulaban con la perspectiva de conjunto de la política exterior fascista. A partir de todo ello, el autor concluirá señalando la existencia de una continuidad y coherencia de fondo en la actitud fascista hacia la república española. Una actitud que descansará por igual en el afán de afirmación político-ideológica del fascismo y en su no menos decidido propósito de alcanzar la hegemonía italiana en el Mediterráneo.